viernes, 5 de marzo de 2010

Los animales y yo


Ahí teneis otras dos fotos del estanque, ambas de hace tiempo y hechas con una máquina no demasiado fiable.
Las carpas, con su cola de velo, alegraban la vista de cualquiera. Por aquel entonces, yo les llevaba pan (ellas se alimentan de restos e insectos, por su cuenta) e iba asi cada día a visitarlas. Había oído decir que los peces no tiene memoria; no es cierto: reconocían mi voz y salían a la voz de "chicos, la merienda". Un día llegué y se habían llevado la mayoría. Supe que había sido fácil, porque yo metía las manos en el agua y me chupaban los dedos. Y, porque confiaban en mi, se los llevaron.
Dejé de hablarles, renuncié a tocarles. Ahora me oyen y se esconden.
Todavía no sé cual es mi papel en la naturaleza. A veces creo que será suficiente con no incordiar.
También hubo un tiempo en que venía a comérselos una garza. Primero puse unos cordeles rojos de lado a lado del estanque, para asustarla; luego eché al agua varios bidones para que los peces puedan esconderse.
Si defiendo a los peces, perjudico a la garza. Pero pienso que los peces no pueden salir del estanque y la garza puede buscar su comida en otro lado.
Ahora me siento ahí, bajo la piedra. Miro y escucho. El silencio de la naturaleza es tan profundo como su canto.
Amo a los animales. Respeto la naturaleza.
Pero soy, esencialmente, carnívora.

jueves, 4 de marzo de 2010

En respuesta a un torero

Nací en La Cañiza, provincia de Pontevedra, soy gallega en TODOS los sentidos de la palabra.
Soy española, también en todos los sentidos de la palabra.

CONSIDERO QUE LOS TOROS SON MALTRATO ANIMAL.

Propongo que se ponga a los toreros a rejonearse unos a otros y picarse unos a otros: solamente para que sepan lo que sufre un toro.

Y después que les tomen declaración.

martes, 2 de marzo de 2010

Trabajo y más trabajo




Gracias por vuestra preocupación.



Al final fue menos de lo que se esperaba: algunas tejas volando, los animales pasando miedo y yo más preocupada por ellos que por mi.






Y como después de la tempestad viene la calma, el tiempo mejoró algo y empecé nuevamente a trabajar, porque ahora viene el tiempo de siembra de las patatas, la siega de hierba fresca para los caballos y la limpieza de los bordes de una finca que tengo un poco alejada de la aldea.



Es preciosa. Su nombre real es "A zarra do cuteiro", pero yo le llamo "El estanque", porque tiene un manantial en el que se crían carpas de forma natural.



Hay carpas, ranas, renacuajos y tritones. Es un mundo especial y fascinante.


Y, bajo esa gran piedra me siento a escuchar los sonidos del silencio de la naturaleza.