domingo, 6 de febrero de 2011

Los perfumes orientales

Antes de la entrada definitiva sobre olores que haré el martes, para rematar la semana del olfato, quisiera hablaros sobre algo que me preocupa desde siempre.
Me explico: cuando yo tenía 12 años estudiaba segundo de bachillerato. Mi libro de lengua y literatura de editorial Anaya (nosotros le llamábamos Canaya), escrito por Correa y Lázaro Carreter, estaba lleno de poesías. Y teníamos que aprendérnoslas de memoria.
Una de ellas era "Las Carretas" de Juan Ramón Jiménez, de la que os hablé en mi primera entrada perfumada; otra era "Oriental" de Don José Zorrilla y también hablaba de olores. El capitán que mandaba una tropa de cuarenta gomeles, hablaba con una cristiana a la que llevaba cautiva y le decía "Yo te daré terciopelos y perfumes orientales / de Grecia te traeré velos y de Cachemira chales". No consiguió convencer a la mujer y entonces viene aquello:"dijo, como quien medita/en la mejilla una lágrima: si tus castillos mejores/que nuestros palacios son/ y son más bellas tus flores/por ser tuyas, en León/y tu diste tus amores/a alguno de tus guerreros/hurí del edén, no llores/vete con tus caballeros/ y dándole su caballo y la mitad de su guardia/ el capitán de los moros/volvió en silencio la espalda".
Yo estaba secretamente enamorada de aquel moro sensible que conocía perfumes increíbles y tenía fuentes con miles de surtidores. Yo, de tierras duras del norte, admirando la delicadeza de tules, plumas, terciopelos y un hombre que lloraba.
Y, en el libro de historia , estudiaba que la reina Isabel , de apodo católica, prometió no volver a lavarse hasta que conquistara Granada...
Y mi duda es, desde entonces, si el moro Boabdil no se rendiría y lloraría como lloraba por el olor que la reina Católica desprendía...¿como podría soportar semejante hedor alguien educado en el refinamiento y con una sensibilidad capaz de dejarlo expresarse con lágrimas?
Quizá también los judíos abandonaron España por lo mismo.
Esa duda permanecerá para siempre, pero lo que sí es patente y no me deja dudas es que, a veces, las declaraciones de la Iglesia que tiene el mismo apodo que Isabel, a mi me huele igual de mal y me entristece hasta las lágrimas.
Mi segundo apellido es Mouriño.

Y huelen:
http://arobos.blogspot.com/2011/02/los-olores-y-los-sonidos-del-campo.html
http://nocheinfinitamas.blogspot.com/2011/02/olores-del-amor.html
http://ajorbaricart.blogspot.com/
http://pelicanoenelpirineu.blogspot.com/2011/02/perfume-de-un-libro-el-nombre-de-la.html#comment-form
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He aquí el hedor que desprende el Banco de Santander:
http://elcuadernodeunizquierdista.blogspot.com/2011/02/hay-que-apoyar-jose-luis.html

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