jueves, 10 de julio de 2008

Jueves.

Eran otros tiempos. Cuando yo era niña, los jueves no había escuela por la tarde. Y así se decía; no era "no hay clase" o "no hay colegio" era, simplemente, "no hay escuela" El resto de los días, incluídos los sábados, de 10 a 1 y de 3 a 5, estabamos en la escuela. Yo empecé en la escuela de Doña Beatriz, en la plaza en el pueblo en el que pasé los primeros años de mi vida. Luego al Colegio. Luego a la academia (el bachillerato se hacía en la academia de don Fausto o de don Angel...)Luego, luego, luego...Allá van sesenta años.
Había un poemita que decía: "Cuéntame una historia, abuela
que mañana no hay escuela
-"Pues, señor, este era el caso..."
Las tres cabezas hermanas
cayeron, como manzanas,dormidas
en el regazo.

En un dibujo, una abuela y tres niños, dormidos, la cabeza apoyada en el regazo, sentados en el suelo.
Y el jueves, libraban "las chachas y los quintos" Así se decía también, aunque hoy suene despectivo o insultante. Porque antes, trabajar en una casa se llamaba "servir" y, la palabra tenía más connotaciones de siervo que de servicio. Eran otros tiempos, sí. Bien pasados están.
Esta mañana tenía yo muy bien programadito mi día cuando, a la vuelta de mi viaje a buscar hierba, me di cuenta de que una de mis perras, la Chata, no me seguía. Llamé y llamé y seguía sin aparecer. No es su costumbre, porque bastante tiempo estuvo abandonada (yo la recogí de la calle, hace tres o cuatro años), por lo que supuse que algo le había pasado. Perdi, (otra que apareció abandonada, pero que es una perdida, siempre por libre y a su bola) y Koro (al que rescaté de la perrera) me acompañaron en la búsqueda, que, con semejante ayuda, poco duró: derechitos se fueron al pozo y, mirándola, le daban al rabo. Y allá me fuí yo.
Allí estaba, con cara compungida , mirándome desamparada. Intenté sacarla, tumbándome en el suelo, pero no le llegaba. Menos mal que ella estaba arrimada a una esquinita (un recanto, se dice en gallego),apoyada, sin necesidad de nadar.
Fuí a buscar ayuda. Y, entre Milo y yo, con una escalera, devolvimos a Chata a la tierra firme.
No sabemos, los seres humanos, demostrar tanto agradecimiento..
En Paradela, ya lo veis, aunque la ley lo prohibe, hay pozos sin tapar ( también prohibe la ley que los perros vayan sueltos...)
No sé si alguien entra a ver lo que escribo y, como me temo que no, o que muy pocos lo hacen y eso por cercanía, a partir de mañana, lo prometo, escribiré en gallego.